2 de junio de 2023

Robarse el fuego

Estos días tengo que huir de todas mis obligaciones y del escritorio que una vez compré y armé con la esperanza de que sería el lugar de mis imaginaciones. Hay muchos asuntos de trabajo allí; mucha correspondencia abierta y sin abrir; muchos cables de computadora, impresora, monitor, bocinas, y el polvo que se acumuló entre ellos y sobre los libros que no leí en más de dos años de trabajo remoto por la pandemia.

Los asuntos prácticos se interponen: primero, hay que ser responsable y pagar las cuentas, desempolvar las superficies, organizar los libros, contestar las llamadas a mi mamá (siempre hay una emergencia que en realidad no es nada), y luego estoy cansado y necesito una siesta, y cuando despierto la casa está llena de gente, oigo los debates en la televisión y mejor me voy a cortar el pasto, que ya eso empieza a parecer un terreno baldío para criar becerros.

Hay que convertirse en Prometeo y robarse el fuego. Levantarse temprano en la única mañana de la semana en que uno podía dormir hasta tarde y con mucha lucha salir con el bulto de la computadora portátil antes de que empiecen las llamadas y los mensajes y las noticias, y todas esas vainas del diario vivir.

Hay que irse a varias millas de distancia y meterse en aquel edificio que es un templo de libros y silencio, excepto por esa puerta corrediza que abre y cierra, cierra y abre y vuelve a cerrar aunque no pase nadie, porque, bueno, están transitando los fantasmas. (Ah, ya veo que mi mente se pone en onda y quiere imaginar cualquier cosa).

Estoy en mi rincón y me siento libre. Ahora puedo escribir.

4 comentarios:

Argénida Romero dijo...

Huir para encontrarse.

Víctor Manuel Ramos dijo...

Resumido en tres palabras. ¿Acaso eres editora?

Anónimo dijo...

Es poeta!

Víctor Manuel Ramos dijo...

Pues sí.

Publicar un comentario

Gracias por su comentario. El moderador se reserva el derecho de borrar comentarios que sean promocionales o constituyan ataques o abuso de esta plataforma.

Más leídas hoy

Más leídas del año

Girando en la blogósfera