6 de julio de 2023

Eileen Chang y la 'irrazonable realidad'

Eileen Chang, fotografiada en Hong Kong en 1954
En un período en que no podía viajar a ninguna parte, yo caminaba por las calles de Hong Kong en una tarde de primavera en que ciertas azaleas apasionadas asaltaban los sentidos con su rojiza intensidad, "quemándolo todo".

De pronto me adentraba en un mundo antiguo y nuevo a la vez, otro presente trastocado por el rumor de una guerra y una realidad que existía en la incertidumbre de la influencia colonial.

Caminaba yo tras los pasos de una muchacha de provincia que buscaba un mejor presente bajo el auspicio de una tía, y el personaje me llevaba hacia el interior de una casa, donde abría un armario y descubría como seguía existiendo en su contenido la China de otros tiempos a la sombra del progreso:
"El aire del pasado distante estaba allí -- decoroso, lánguido, desatado del tiempo. En ese armario no había una mañana brillante y clara como la que existía fuera de la ventana, con su pasto de verde plano, la cara muda y asustada, las cáscaras de maní en la comisura de la boca... toda esa sucia, complicada, irrazonable realidad".
Sabía yo que me enganchaba en una lectura que no podría soltar con los cuentos recopilados de Eileen Chang (o más precisamente, Zhang Ailing), una escritora grandemente desconocida en este lado del mundo que nos da por llamar Occidente. 

Ella vivía en ese mundo de la China amenazada por la guerra y la colonización y navegaba entre las culturas que chocaban entre tierra firme, islas y lugares distantes, viviendo en Hong Kong y en Shanghai en distintas etapas de esos conflictos, escribiendo en chino y en inglés. Se trasladó a Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial y de alcanzar cierto éxito como escritora en Taiwan. Murió en Los Ángeles, mayormente desconocida del lado del Pacífico.

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