El hombre se levanta en esas horas de la mañana en que se oyen los insectos silbar en la oscuridad del patio. Un golpe de vergüenza anuda su garganta porque se ha dado cuenta, su subconsciente se lo ha dicho. Se le ha escapado un error.
Inmediatamente salta de la cama, abre su procesador de palabras y borra la ese que no pertenece, pero piensa en las seis personas que han visto la letra desnuda y curvada y en las quince más que notarán su indecencia, y siente su mundo colapsar, porque qué es él sino un hacedor de la nada. ¿Y cómo se sentiría un escultor si despertara de un sueño inquieto para recordar que el busto que terminó tiene una ceja de más? ¡Qué rostro de espanto! ¿Cómo es que después de tantas horas, días, meses y años le puede suceder eso? ¿Cómo es que su mente lo traiciona?
Escribe la próxima oración, y luego otra, y otra, y siente los pelos de su cuello erizarse mientras incursiona en un mundo del que no habrá regreso. Sí. Eso es lo que hará. Esa será su gran apuesta.
Inmediatamente salta de la cama, abre su procesador de palabras y borra la ese que no pertenece, pero piensa en las seis personas que han visto la letra desnuda y curvada y en las quince más que notarán su indecencia, y siente su mundo colapsar, porque qué es él sino un hacedor de la nada. ¿Y cómo se sentiría un escultor si despertara de un sueño inquieto para recordar que el busto que terminó tiene una ceja de más? ¡Qué rostro de espanto! ¿Cómo es que después de tantas horas, días, meses y años le puede suceder eso? ¿Cómo es que su mente lo traiciona?
Se le paraliza el diafragma y una música barroca resuena en su mente. Un sudor frío impregna su frente. Traga por fin y admite para sí mismo una posibilidad más escalofriante: ¿Y qué si se le han escapado otros errores? ¿Alguna incongruencia fatal entre sujeto y verbo? ¿Un giro de frase extraño a la lengua? ¿Una puntuación errada?
Escribe la próxima oración, y luego otra, y otra, y siente los pelos de su cuello erizarse mientras incursiona en un mundo del que no habrá regreso. Sí. Eso es lo que hará. Esa será su gran apuesta.
Imagen: "Ondas", de Josean Prado, fotografía reproducida con licencia de Creative Commons.
2 comentarios:
Me pasó el otro día en Instagram en una idea que plasmé. Cometí un error de concordancia muy tonto del que no me di cuenta hasta que lo leí después. Cuando tomé conciencia de ello, no dejó de afligirme a pesar de que sabía que pocos se darían cuenta de mi metedura de pata. Puedo entender bien al escritor y su aflicción. En todo caso es un relato en que se refleja bien la incerteza del escritor que, pese a todo, puede cometer un error que para él es imperdonable. Y. no hay regreso. La comparación con el escultor es muy efectiva.
Hola Joselu. Es el tipo de pesadilla que tengo.
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