Desde el punto de vista de la libertad de expresión esta masificación del individuo representa un triunfo contra la mordaza, pero esto me recuerda una imagen del buen sentido: el agua dentro de los cauces de un río, o saliendo del grifo de la casa como agua potable, es buena, pero inundando una casa o arrastrándonos contra la corriente se convierte en algo dañino, en una amenaza.
Esto puede suceder también con las palabras, y los pensamientos que éstas encierran: nos pueden inundar, se pueden meter en todas partes y nos pueden arrastrar en una corriente de cultura irreflexiva que nos roba el oxígeno.
Cada vez sucede con más frecuencia. Algún incidente se propaga por los medios sociales y a la vez arrastra consigo una ola de opiniones que en muchos casos representan posturas empaquetadas de acuerdo a los dogmas de la izquierda, del centro o de la derecha y que en tantos otros no son más que el vómito de pensamiento enlatado, a veces incoherente. De manera que quedamos expuestos, y sin aviso, a mentes cuyas elucubraciones no se editan y nos llegan en toda su crudeza. Cada cual parece ponerse en pie de guerra y decir: o estás conmigo, o contra mí. Dios o el diablo.
Este ir y venir de numerosos péndulos causa vértigo y náusea.
Quiere uno desentenderse de la sociedad y todas sus suciedades y escalar alguna montaña, meterse en una caverna y regresar al silencio, aunque uno sabe que esto sería no solamente un escape sino también una regresión. Siquiera por un rato, uno quiere poner pausa, tomar un pensamiento a la vez, separarse de los traumas sociales y regresar con una perspectiva menos polarizada de la realidad.
¿Qué decir de todo esto? ¿Cómo mirar a la injusticia sin convertir el propio juicio en otra forma de generalización, estereotipo y pensamiento perezoso? ¿Cómo separar la paja del trigo? ¿La verdad de la mentira? ¿Una verdad de otra verdad, también posible aunque parezca contradictoria?
Me parece obvio que los insultos de las opiniones contundentes no son el camino a mayor entendimiento. No son llama ni luz, sino puro humo. Comienzo por mirar cuáles son los fundamentos de mis propios pensamientos: qué es lo que realmente sé y cómo lo interpreto. Así veo muchas lagunas, muchos prejuicios y caricaturas que acentúan ciertos aspectos de la realidad, pero se confunden muchas veces con ésta y a fuerza de repetición se convierten en narrativas predominantes, lo que se tiene que pensar en tus círculos.
Estas narrativas son influyentes, porque sostienen movimientos, alimentan debates y sirven de estructura para la implementación de políticas corporativas, de partidos, de naciones y de organismos internacionales. Lo pequeño se vuelve grande y vamos recreando el mundo a nuestra imagen y semejanza. ¿Pero son ciertas?
Hay pocos pensamientos tan abusados como aquel en que una persona concluye que los culpables de los males sociales son los medios de comunicación masiva.
Claro, se acaba la discusión.
Alguien que no eres tú tiene la culpa.
Son “los intereses creados” o “el sistema”.
¿Y tú qué?
Ahora que tienes el poder para contar tu historia, ¿cómo la cuentas?
Este argumento queda cada vez más al desnudo cuando nos encontramos en un andamio tecnológico donde nosotros somos los medios.
¿Qué decir de todo esto? ¿Cómo mirar a la injusticia sin convertir el propio juicio en otra forma de generalización, estereotipo y pensamiento perezoso? ¿Cómo separar la paja del trigo? ¿La verdad de la mentira? ¿Una verdad de otra verdad, también posible aunque parezca contradictoria?
Me parece obvio que los insultos de las opiniones contundentes no son el camino a mayor entendimiento. No son llama ni luz, sino puro humo. Comienzo por mirar cuáles son los fundamentos de mis propios pensamientos: qué es lo que realmente sé y cómo lo interpreto. Así veo muchas lagunas, muchos prejuicios y caricaturas que acentúan ciertos aspectos de la realidad, pero se confunden muchas veces con ésta y a fuerza de repetición se convierten en narrativas predominantes, lo que se tiene que pensar en tus círculos.
Estas narrativas son influyentes, porque sostienen movimientos, alimentan debates y sirven de estructura para la implementación de políticas corporativas, de partidos, de naciones y de organismos internacionales. Lo pequeño se vuelve grande y vamos recreando el mundo a nuestra imagen y semejanza. ¿Pero son ciertas?
Hay pocos pensamientos tan abusados como aquel en que una persona concluye que los culpables de los males sociales son los medios de comunicación masiva.
Claro, se acaba la discusión.
Alguien que no eres tú tiene la culpa.
Son “los intereses creados” o “el sistema”.
¿Y tú qué?
Ahora que tienes el poder para contar tu historia, ¿cómo la cuentas?
Este argumento queda cada vez más al desnudo cuando nos encontramos en un andamio tecnológico donde nosotros somos los medios.
5 comentarios:
Un presidente elegido, es un reflejo del estado de consciencia de la mayoría de los habitantes.
Para mí no fue sorpresa que ganara Trump, lo veía venir.
No basta que mi consciencia individual este expandida. Es importante, que sigamos incluyendo a otros en la posibilidad de ser integros, responsables, honestos, serviciales, sin importar las circunstancias.
Predicar con el ejemplo, es lo que he visto en ti Victor, desde que te conozco. Un hombre con el don de la palabra escrita, cuya vida es un reflejo de todo lo que dice.
Tu estas transformando tu entorno y mas allá, con tu forma de ser.
Convertirnos en lo que decimos, tiene mas poder que lo que hacemos o predicamos.
Te reconozco Victor, por ser luz en la obscuridad de la desinformación.
Lo estás haciendo bien y cuando pienso en tí, se de primera mano, que hay esperanza.
Gracias Maritza. No estoy seguro de ser ejemplo; sé que mi interés está en comprender y comprenderme y si puedo expresar algo de eso, bien.
Maritza Bueno tiene razon en relacion de Victor. Yo tambien lo conosco.
En relacion de lo que creemos y decimos si opino que tratamos de darle la culpa a otros como los medios. Es lo que siempre he visto, LUCHA POR PODER.
Mariposa de Mayo
Hola Mari. Yo lo que soy es un suertudo de conocer tanta gente que me anima a seguir adelante. Saludos.
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