11 de enero de 2015

Argénida Romero, echando raíz en poesía

Leer es recrear lo escrito, sobre todo cuando se trata del lenguaje íntimo y muchas veces oscuro de la poesía. Por eso cuando uno lee y atribuye significados vale preguntarse si leyó lo que quiso decir la voz interna detrás de esas oraciones, o si leyó lo que uno quiso leer. Esto aún más cuando uno conoce a la persona que los escribió y esa lectura está marcada por la amistad.

Hace años que trato con Argénida Romero, aunque no creo que hayamos pisado el mismo pedazo de tierra a la vez. De alguna manera nos encontramos por esos senderos comunes de las letras y los medios y nos hicimos amigos, como se puede ser amigos a través de largas distancias.

Argénida RomeroPor eso creo ver algunos motivos tras sus versos, por lo que sé de ella y de sus intereses. Pero con la publicación de su poemario "Arraiga", obra con la que se le declaró ganadora del Premio Joven de Poesía de la Feria Internacional del Libro de 2013 en Santo Domingo, República Dominicana, intenté leerla -- más bien, releerla -- como si no conociera su pensar.

Encontré en el libro a una niña que nos mira, y sobre todo se mira a sí misma, desde el tiempo "cuando cantaban los grillos" y "la vida cabía en el jardín". Encontré en sus palabras una lucha entre el ayer y la necesidad de encontrar un presente firme. En el poema que da título al libro parece que lo logra cuando su voz narradora se transfigura en árbol, quizás uno de esos que aparecen las calles periféricas de alguna ciudad donde no tienen más que existir, y dar flores o frutos, donde están plantados. Ser, nos dice ella, "como planta que crece hacia adentro."


Me encuentro reflejado en aquella nostalgia "de casas que se derrumban" que ella a ratos presenta en una especie de micropoesía y que me deja deseando más. Tal vez sea ese el efecto que ella busca con el gran vacío en la página, cortando de tajada imágenes que pudieron ser sinuosas enredaderas. Quizás nos habla de algo que no se puede capturar, como la niñez tan brillante como efímera que nos hizo.

Como se intuye en su "Epitafio" de puntuación casi ausente, tal vez como la muerte:

Las palabras no sirven para siempre
se vencen
son vencidas.

Reconozco exploración de formas y eco de otros poetas en "Arraiga", pero eso se tolera como una búsqueda del estilo. Este "Premio Joven" se dió en Argénida Romero a alguien ya en una etapa posterior a esos años de despreocupación de la simple juventud, porque en sus palabras se cruza el anhelo por el cariño de su mamá y el inevitable resquemor por la ausencia del padre con la caricia que ella guarda "entre los pliegues del día que aún no llega" para su hijo. En estas poesías hay una transición hacia una mujer enraizada cada vez más en sí misma.

Después de esta lectura -- que dicho sea disfruté y recomiendo -- le he preguntado a la amiga detrás de la narradora sobre sus motivaciones y temas en estos versos.

Arraiga, Argénida Romero"Hace unos años en una conversación una amiga me dijo 'de verdad que tienes temas para escribir'. La frase me hizo pensar en por qué no escribir sobre un tema en concreto y pensé en mi niñez, en una que transitó por muchas idas y vueltas, y separaciones que permanecen aun gravitando en mi día a día", me dice Argénida. "Así escribí las primeras líneas, que se convirtieron en el poema que inicia el libro. Fue como el primer escalón para escribir pensando en la niñez que llevo en las espaldas, y que marcó muchos de mis caminos y los sigue marcado aunque no lo perciba. Somos a partir de lo que fuimos y Arraiga habla sobre eso".

Le pregunto: ¿Sientes que se te ha entendido o te sorprendes acaso con las interpretaciones que ves de tus propias palabras?

Y me dice: "No pensé en escribir Arraiga para que alguien me entendiera o buscando que se entendiera algo sobre mí o sobre lo que considero en cuanto al pasado y el presente, esa formalidad temporal que nos ayuda a ubicarnos. Fue, creo, una especie de expiación y hasta de juego necesario como escritora. Los poemas, y creo que lo dijo alguna vez Nicanor Parra, son cuando se leen y de quien lo lee. Y esto significa, al menos desde mi punto de vista, que lo que escribo puede ser reinterpretado, reescrito, rehecho, desde la particularidad de cada quien, desde su sensibilidad y empatía. ¿Me sorprende? Todo redescubrimiento es una sorpresa".

En este último punto no puedo estar más de acuerdo con ella.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

La Argenida ta buenisima.

Víctor Manuel Ramos dijo...

Después de la publicación de esta nota Argénida Romero anunció la publicación de su poemario en versión digital por la editorial Cielonaranja. Aquí su nota con más detalles: "Arraiga en Cielonaranja".

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