No reparé en ello hasta que una amiga comentó de las nuevas funcionalidades de los blogs. Cada vez se van convirtiendo más en redes sociales y menos en espacios para el ejercicio de la escritura y lectura en base a intereses comunes.
Si bien es cierto que, desde sus inicios, la blogósfera ha sido un lugar de intercambio, esa interactividad se daba en su mayor parte a través de las secciones de comentarios, un acercamiento que en condiciones idóneas ocurre después de la lectura.
Ahora podemos tener seguidores aunque no nos lean. Y podemos seguir a otros aunque no les leamos. Puede que lo hagamos simplemente por el hecho de que hay un impulso, tal vez natural, a ser recíprocos con quien hace un gesto de amistad -- nos importe o no lo que escribe.
Al ver esto, poco a poco estoy retrocediendo de todo ello.
La socialización artificial corrompe el propósito primordial de la publicación independiente.
Con las nuevas redes se aumenta el tráfico, tal vez el rango de búsqueda y con buena astucia la aparente popularidad cibernética, sin que ello signifique mucho en la calidad de esas relaciones.
Nada de ello es necesario para tener un buen blog.
Al fin y al cabo, los buenos amigos siempre saben dónde encontrarse.
LIBRO DE JOSÉ FERNÁNDEZ PEQUEÑO
Hace 4 horas.
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