Enterarse de las noticias en estos tiempos de fake news es un reto, incluso para los que laboramos en los medios informativos, pero el verdadero periodismo es todavía más necesario en una época en que la desinformación no es solamente una estrategia electoral sino también el pan de cada día.
Quien no sabe lo que sucede se deba llevar como vaca al matadero, y lamentablemente los mataderos están repletos de víctimas voluntarias. ¿Que no le interesa la política, dice usted? Eso puede ser cierto, pero no significa que la política no esté interesada en usted. Las acciones de quienes alcanzan el poder no van a dejar de afectar a quienes las ignoran.
Ahora, este asunto de las noticias falsas no es nada nuevo. Estamos hablando de propaganda, aunque se le designe con otro nombre y ahora existan medios más engañosos para propagarla. Los regímenes de todo tipo han hecho uso de la desinformación a través de los siglos para tergiversar, acusar, dividir, confundir y manipular. Los resultados han sido sociedades opresivas en las que el respeto a los derechos humanos no es prioridad.
Nos concierne a todos, aunque sea por razones egoístas, saber lo que sucede en el mundo.
No es fácil enterarse bien de lo que pasa. Hay que saber reconocer una verdadera noticia (y los elementos que la conforman) para que no nos den gato por liebre. Que algo aparezca en internet en una página cualquiera no le da validez. Hay que preguntarse: ¿cuál es la fuente de esta información? ¿es un medio con una tradición periodística seria? ¿provee este artículo o reportaje prueba o referencia para la información que divulga? ¿está esto escrito o presentado en un tono alarmista que parece fantástico?
Aun luego de encontrar las noticias, hay que ejercitar el pensamiento crítico para ponerlas en contexto (y esto resulta de una formación intelectual que se desarrolla gradualmente). Finalmente, no sirve de nada leer, oír y mirar, si la información no sirve para forjar una conciencia política y para guiar o motivar acciones acordes a ella.
No vivimos en tiempos en que se pueda confiar en un solo medio para darnos una visión más o menos global. Hay medios que nos dan información local y regional; hay los que cubren temas nacionales; quedan unos cuantos que cubren lo internacional. Podemos usar el alcance de los medios globalizados para crear una selección regional, nacional e internacional que nos exponga a las prioridades y perspectivas de variados intereses e ideologías.
Yo leo mi periódico local y veo las noticias de una o dos estaciones de la región. Leo en sus sitios dos periódicos de alcance nacional e internacional. Paso por ratos por algunos noticieros de televisión nacionales. Tengo una lista de medios de otros países o regiones del mundo en los que más o menos confío -- a veces veo noticias de Europa, de África, de América Latina, de Asia, a pesar de no vivir por esos lados. Regreso muchas veces a las noticias de mi país de origen, tal vez por pura nostalgia. Y cuando sucede un desastre busco algún medio de la ciudad o país más afectado para conocer los hechos de manera más directa. Aparte de eso, sigo a múltiples periodistas de trayectoria respetada en los medios sociales.
No todos tenemos que consumir tanta información como un periodista, pero necesitamos diversificar nuestras fuentes, y saber reconocer entre información y opinión. Una cosa son los hechos y otra son las especulaciones de gente que se sienta a hablar sobre los hechos y que en la mayoría de los casos no puede separarse de alguna ideología partidista.
Parece mucha molestia todo esto, aunque no lo es. Una vez uno compila su lista y crea marcadores en un navegador de internet no es tanto afán lograr un vistazo global, aunque esta tarea requiere que uno nutra su curiosidad intelectual y que no se abandone a la apatía. La alternativa es dejarse llevar y andar por ahí defendiendo puntos de vista superficiales.
Es como dicen. Para alimentarse bien, en este caso de información, es necesaria una dieta balanceada. Se trata al fin de nuestras vidas, de nuestros pueblos y ciudades, de nuestros estados y países -- de nuestro planeta y del futuro de la humanidad.
Quien no sabe lo que sucede se deba llevar como vaca al matadero, y lamentablemente los mataderos están repletos de víctimas voluntarias. ¿Que no le interesa la política, dice usted? Eso puede ser cierto, pero no significa que la política no esté interesada en usted. Las acciones de quienes alcanzan el poder no van a dejar de afectar a quienes las ignoran.
Ahora, este asunto de las noticias falsas no es nada nuevo. Estamos hablando de propaganda, aunque se le designe con otro nombre y ahora existan medios más engañosos para propagarla. Los regímenes de todo tipo han hecho uso de la desinformación a través de los siglos para tergiversar, acusar, dividir, confundir y manipular. Los resultados han sido sociedades opresivas en las que el respeto a los derechos humanos no es prioridad.
Nos concierne a todos, aunque sea por razones egoístas, saber lo que sucede en el mundo.
No es fácil enterarse bien de lo que pasa. Hay que saber reconocer una verdadera noticia (y los elementos que la conforman) para que no nos den gato por liebre. Que algo aparezca en internet en una página cualquiera no le da validez. Hay que preguntarse: ¿cuál es la fuente de esta información? ¿es un medio con una tradición periodística seria? ¿provee este artículo o reportaje prueba o referencia para la información que divulga? ¿está esto escrito o presentado en un tono alarmista que parece fantástico?
Aun luego de encontrar las noticias, hay que ejercitar el pensamiento crítico para ponerlas en contexto (y esto resulta de una formación intelectual que se desarrolla gradualmente). Finalmente, no sirve de nada leer, oír y mirar, si la información no sirve para forjar una conciencia política y para guiar o motivar acciones acordes a ella.
No vivimos en tiempos en que se pueda confiar en un solo medio para darnos una visión más o menos global. Hay medios que nos dan información local y regional; hay los que cubren temas nacionales; quedan unos cuantos que cubren lo internacional. Podemos usar el alcance de los medios globalizados para crear una selección regional, nacional e internacional que nos exponga a las prioridades y perspectivas de variados intereses e ideologías.
Yo leo mi periódico local y veo las noticias de una o dos estaciones de la región. Leo en sus sitios dos periódicos de alcance nacional e internacional. Paso por ratos por algunos noticieros de televisión nacionales. Tengo una lista de medios de otros países o regiones del mundo en los que más o menos confío -- a veces veo noticias de Europa, de África, de América Latina, de Asia, a pesar de no vivir por esos lados. Regreso muchas veces a las noticias de mi país de origen, tal vez por pura nostalgia. Y cuando sucede un desastre busco algún medio de la ciudad o país más afectado para conocer los hechos de manera más directa. Aparte de eso, sigo a múltiples periodistas de trayectoria respetada en los medios sociales.
No todos tenemos que consumir tanta información como un periodista, pero necesitamos diversificar nuestras fuentes, y saber reconocer entre información y opinión. Una cosa son los hechos y otra son las especulaciones de gente que se sienta a hablar sobre los hechos y que en la mayoría de los casos no puede separarse de alguna ideología partidista.
Parece mucha molestia todo esto, aunque no lo es. Una vez uno compila su lista y crea marcadores en un navegador de internet no es tanto afán lograr un vistazo global, aunque esta tarea requiere que uno nutra su curiosidad intelectual y que no se abandone a la apatía. La alternativa es dejarse llevar y andar por ahí defendiendo puntos de vista superficiales.
Es como dicen. Para alimentarse bien, en este caso de información, es necesaria una dieta balanceada. Se trata al fin de nuestras vidas, de nuestros pueblos y ciudades, de nuestros estados y países -- de nuestro planeta y del futuro de la humanidad.