Juan Dicent, alias Dino Bonao, en la Corte del Bronx. Foto cortesía del autor. |
Me dije: Este tiguere hay que leerlo.
El año antepasado publicó su libro de relatos Winterness y, como ya me lo había propuesto, bajé la versión digital en cuanto supe que estaba disponible. Me cayó bien tener el libro porque pasé varias horas del vórtice polar de estas semanas leyéndolo y riéndome con él de sus personajes, mayormente dominicanos, like you and me, my friend, viviendo en esta jodía nevera que llamamos Nueva York.
No es que los relatos de Juan Dicent -- que también usa el seudónimo Dino Bonao -- sean simples chistes ni mucho menos. Lo que pasa es que a veces uno reconoce estos personajes tragicómicos, como el tío que jamás en su vida se ha puesto jeans, o las tías que se pasan llamándose de un estado a otro para ver qué está cocinando la otra, o el primo que "sólo tiene dieciséis añitos aunque ya es un mamañema grandísimo." You get what I'm saying?