3 de julio de 2010

Nosotros también soñamos

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Imagen de http://www.flickr.com/photos/amamosespanol/


Hace más de una semana que se anunció el resultado de la convocatoria del Primer Certamen Literario de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, pero todavía no sé exactamente cómo reaccionar. Lo que sí puedo decir es que siento mucho agradecimiento por la oportunidad que esto significa para mí y por la importancia de estas iniciativas para otros que, como yo, afanan en el anonimato por plasmar una visión de la realidad.

No hay dudas de que en el mundo hispano, y en el destierro lingüístico de Estados Unidos en particular, faltan espacios para que los nuevos escritores lleguen a un público.

No sé a quién culpar por ello, pero sospecho que todos tenemos parte en este asunto, por aquello de la oferta y la demanda. Se hace fácil recurrir a pasatiempos menos exigentes que la literatura y por ende creamos la percepción, que retroalimenta la realidad, de que ya no leemos.

Pero esa idea me parece incorrecta y están los fenómenos de grandes ventas en libros para comprobarlo. No se debería limitar a fenómenos de ventas que haya mayor propagación de este mundo de ideas y posibilidades que es la literatura – y del cual se nutren los mismos medios audiovisuales que acaparan la atención.

Y es por ello que los certámenes que aprueban y promueven una obra cobran especial importancia. En el mundo de los libros en español parecen la vía más factible para iniciarse y exponerse al juicio de un público.


Este certamen me llamó la atención porque se orientaba específicamente a escritores hispanos que residen en Estados Unidos y porque lo organiza una institución seria, cuyos intereses no están sujetos a la remuneración comercial. No que haya nada equivocado con la compra y venta de libros, pero cuando uno es desconocido es casi imposible irrumpir en ese mundo en el que tu nombre es tu marca.

Independientemente de que mi novela «La vida pasajera» ganara o no, me pareció una excelente iniciativa por parte de la Academia, que ya anuncia que continuará el certamen con otros géneros literarios. (Los detalles se anunciarán  en octubre del año en curso, cuando se me otorgará el premio en Nueva York y saldrá a circulación la novela).

Gracias a la Academia – y a la Fundación Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, de Burgos, España, que acordó publicar el libro ganador – me ha llegado el turno. Quedará de los lectores a los que llegue la novela decidir si esta dice algo que justifique su existencia. Yo me siento honrado por la oportunidad y espero que siga considerándose que existe un conglomerado hispano en Estados Unidos que asciende a más de 46 millones, y que es en gran parte bilingüe. Necesitamos contar nuestras historias en ambos idiomas y necesitamos oportunidades para que el público las lea. Ya está bien de leer solamente bestsellers y literatura en traducción: aquí también se piensa, se quiere, se escribe, se lee, se ama, se sufre y se sueña en español.

Algunos enlaces a los artículos que se han publicado sobre el premio:

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