11 de abril de 2009

La Pasión como historia


No hay que tener alguna creencia para poder apreciar La Pasión de Cristo como una historia con un arco narrativo bien definido, que reúne los elementos de los grandes mitos y de los héroes que los encarnan. Jesús es el personaje por excelencia porque el relato de su vida contiene en sí gran poder.

Resumamos su trama: Nace en una familia pobre que huye de una persecución; vive una vida humilde y sin privilegios; cuestiona los principios de la sociedad que le rodea; atrae a las masas con su Evangelio; y, por tanto, se hace enemigo del poder.

Y el clímax: a pesar de ser inocente, es acusado y condenado sin juicio justo. Se le humilla, se le tortura y se le mata de una manera salvaje. Luego viene el mito que se convierte en un tremendo final: Jesús trasciende más allá de la muerte, tocando así el anhelo de inmortalidad de todos los seres humanos.

Al contemplar estos detalles recuerdo a Joseph Campbell, el escritor estadounidense que desglosó las religiones del mundo para extraer de ellas sus mitos, y que a partir de ese proceso identificó los elementos claves de la narrativa religiosa.

Campbell adoptó el término “Monomito” para referirse a este prodigioso “Viaje del héroe” común a las mejores historias religiosas. En este viaje se encontraban más o menos estos elementos: 1) El llamado a la aventura; 2) El viaje a un mundo extraño donde se pone a prueba al héroe; 3) El sufrimiento del sacrificio supremo; 4) La recompensa; 5) El regreso a la sociedad.

Es obvio que la historia de Jesucristo contiene estos elementos, y que es en el sufrimiento supremo donde se encuentra la clave de su poder. Cala hondo en los seres humanos que nos identificamos contra la injusticia y naturalmente tomamos partido en la pugna --real o imaginaria-- entre el bien y el mal.

Estos son elementos comunes a toda buena ficción.

Entonces, es posible que uno se identifique con Jesús, y que sienta y comprenda su cruz, sin que ello requiera un acto tradicional de fe.

Es el milagro de una buena historia.


Esta nota es parte de «El deseo de pertenecer», una serie ocasional sobre la fe, la religión y el culto que se manifiestan como el deseo de pertenecer a algo mayor que nosotros mismos.

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