25 de mayo de 2008

Los emigrantes del siglo.

Acababa yo de llegar a Nueva York cuando cayó en mis manos un librito. Era una colección de poesías escritas por dominicanos en esa ciudad, titulada: «Poemas del exilio y de otras inquietudes». Leí esta antología, editada por Daisy Cocco de Filippis y Emma Jane Robinett, para apaciguar el tedio de esas primeras semanas de desplazamiento; nada más.

Desde entonces no suelto el libro. Se ha mudado conmigo a varios edificios de Nueva York y luego hacia el sur del país. Ello se debe mayormente a una sola poesía. Como sucede con los amores, me gustaron varias de las que se incluyeron en la antología, pero me cautivó una sóla.

Se llama «Los emigrantes del siglo», una elegía de Héctor Rivera a todos los dominicanos que, "documentados de soledades", atravesaron el océano rumbo a Nueva York.

Es poco lo que puedo decir de Rivera. Sé que nació en Yamasá, República Dominicana, en 1957, y que murió, relativamente joven, en Nueva York el 24 de julio de 2005, postrado ante un cáncer. Sé que estudió en las universidades públicas de la ciudad y que era padre de familia.

En la antología, que se publicó a finales de los ochenta, se le describió como parte de “un grupo de poetas jóvenes... que lucha no sólo por la supervivencia económica sino también por educarse”.

Sé que su poema a los emigrantes me pareció, y me sigue pareciendo, uno de los mejores retratos poéticos del destierro dominicano. Y me consta que no soy el único que piensa de esa manera. He visto en la revista de internet Letralia una referencia del también escritor dominicano Franklin Gutierrez, describiendo el poema como “el texto de los escritores dominicanos de la diáspora que mejor describe la nostalgia y la melancolía del emigrante dominicano en Nueva York”.

Quisiera reproducirlo en su totalidad, pero por respeto a los derechos de autor solamente puedo presentar algunas partes, como esta introducción tan sencilla y concisa que abruma:


Nosotros
los emigrantes del siglo
vagaremos
con un pedazo de tierra
colgado del pecho


¿No es ese el sentimiento universal de quienes emigran, independientemente de los gentilicios? ¿No se vuelve la experiencia de partida el punto definitorio de los que nunca regresamos?

Todos los desterrados tenemos un punto muy claro a partir del cual marcamos un antes y un después, y como Rivera escribió:

...ineludiblemente
surgirán comentarios
que nos harán situar
justamente en el punto
de partida


Siempre sentí, sobre todo, el escrito de Rivera como un llamado a la expresión – dirigido a esos mismos emigrantes que somos nosotros, que en el fondo podemos ser todos, porque como él dice “todos los dolores del mundo/ se resumen en un solo dolor”.

6 comentarios:

Joselu dijo...

El dolor del inmigrante, su enajenación son expuestas en tu blog y en este poema de Héctor Rivera. Me servirá, yo que no he tenido que emigrar fuera de mi país, para entender la desazón de mis alumnos llegados de otras latitudes, con su maleta de sentimientos encima.

Saziwe dijo...

Gratitud, mi respeto y admiracion ante ese tesoro de poesia del exilio. Gracias por compartirlo en tu blog.Como dice Joselu- "hay muchos que llevan su maleta de sentimientos encima". No se trata de grandes premios literarios se trata de honrar la esencia del que escribe. Que privilegio poder leerlos y tenerlos contigo y asi un pedazo de cada uno de ellos.

Víctor Manuel dijo...

Hola amigos. Gracias por seguir tolerando esta erupción de palabras, que de seguro es pasajera.

Joselu -- Es una dicha no emigrar ni inmigrar -- según la perspectiva desde la que se le vea -- y lo sé porque la primera parte de mi vida fue sedentaria. No salí casi de la misma casa en la misma calle en el mismo barrio. Pero a la vez qué iluminadora puede ser la partida: a mi, que no me gustan tantos los viajes, me parece que la atracción de viajar es en secreto ese deseo de trasplantarse, así sea por un rato, para saber qué es realmente de uno sin importar donde uno se encuentre.

Saziwe -- Quisiera publicar el poema completo, pero hago mejor con motivar a los que quieran leerlo a que busquen el libro póstumo «Los emigrantes del siglo» y experimenten al autor sin intermediarios.

Baakanit dijo...

"...ineludiblemente
surgirán comentarios
que nos harán situar
justamente en el punto
de partida"

Muchas veces esos comentarios son hirientes. Especialmente cuando vienen de personas que creen que has venido a quitarle lo suyo, cuando viene de personas que creen que estás aquí porque quieres.

En un principio me sentí medio raptado, pero ya el tiempo me ha hecho ver que lo que en un principio lo vi como secuestro, fue en realidad un rescate.

Saludos brother,

Víctor Manuel Ramos dijo...

Bro, parece que no había visto esta respuesta tuya, quién sabe por qué. Te recomiendo el poema completo para que veas como el autor resuelve ese conflicto. Creo que él también lo sintió.

Unknown dijo...

Como olvidar a Hector y sus corre corre por las calles de N.Y. junto a Dagoberto.

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